Marie abrió los ojos desorientada y con dolor de
cabeza; ¿dónde estaba? Aquel no era el sofá de su casa, ni el de la mansión. La
habitación tenía un color naranja suave, ¿qué hacía allí? Se giró y vio a
Valeria en el sofá de enfrente y trató de incorporarse. Cuando posó el pie lo
hizo sobre algo blando y pegó un chillido al mismo tiempo que alguien
exclamaba:
-¿Por qué cojones me pisas Marie?- preguntó Louis.
-No gritéis por favor- murmuró Carla saliendo de
detrás del sofá.
-¿Qué está pasando?- se intrigó Zayn desde la
barandilla del segundo piso
“Ahora todo cuadra” pensó Paula “Está claro que
llevamos encima una resaca de aúpa y que nos quedamos en casa de los chicos” ¿Pero cómo? Lo último que recordaba era haber
entrado en la mansión de al lado con intención de cenar no de emborracharse.
Marta salió de la bañera, era evidente que no estaba
en sus plenas facultades, a duras penas se tambaleó e intentó bajar por la
escalera, terminó sentada en uno de los escalones con la cabeza entre las
piernas y una jaqueca enorme.
Se abrió la puerta de una de las habitaciones y Harry
irrumpió en el salón con unos shorts blancos en la mano.
-¿Niall cariño son tuyos?- preguntó con voz
angelical.
-No; probablemente sean de Marie.
“¿Míos?” pensó Marie, se miró las piernas y
descubrió que en efecto no llevaba pantalones, se sonrojó.
-Pues sí- contestó la aludida- son míos y no tengo
ni idea de por qué los tienes.
-¿Qué recordáis?- se interesó Liam desde la cocina.
Carla intentó pensar, haber habían llegado a la
casa, cenaron y después nada, todo borroso. Miró en dirección a Valeria que también
estaba pensativa y que aún seguía tumbada en el sofá. Sí que debían haberse
pasado con el alcohol.
-Por curiosidad- dijo Harry- ¿no seréis menores no?
Los chicos las miraron con los ojos desorbitados,
era evidente que ni siquiera les habían preguntado, que les habían dado alcohol
y que no sabían su edad. Marie les tranquilizó.
-Yo soy la más pequeña- explicó.- Tengo 18 y cumplo
19 en noviembre, así que legalmente podemos emborracharnos porque somos mayores
de edad.- Luego se adelantó para quitarle los pantalones a Harry y terminaron corriendo
por la casa.
Valeria estaba tratando de recordar también. Cenaron
algo que sabía muy bien, algo así como una tortilla que trataba de imitar a la
española, y luego fueron al salón estaban riéndose de un chiste que había
contado Louis. Ella no lo entendió muy bien pero la risa de los chicos era
contagiosa y Marie se estaba riendo como una loca. Se había tirado en uno de
los sofás, justo al lado de Niall y del reposabrazos de la izquierda. Y Zayn
había llegado con bebidas. Tequila del bueno, vodka y cervezas. Al menos eso
recordaba ella, luego se lo confirmaría Marie que era la que más aguantaba con
conciencia, pero la miró; se masajeaba las sienes en un intento de aniquilar el
dolor. Y después de tomar la segunda copa ya nada más.
-Yo no me acuerdo de mucho- comenzó Marta- todo se
nubla justo después de llegar al salón. Y luego esta mañana desperté en la
bañera y ni siquiera sé cómo.
Esta afirmación la secundó Carla. Pero los recuerdos
de Paula iban un poco más allá, casi empatados con los de Valeria y llegaban
hasta cuando habían empezado a jugar a una especie de “Prueba y verdad” donde
si fallabas tenías que beber lo que decidieran entre todos. Paula se acoraba de haber tenido que tomarse
una cerveza por no haber querido correr descalza por la calle.
-Y también me acuerdo de que Marie tuvo que tomarse
un trago del vodka porque no supo freír un huevo.- prosiguió.
-¿Cómo que no supe freír un huevo? Sé perfectamente-
replicó esta mientras seguía intentando quitarle sus pantalones a Harry.
-Es verdad, es verdad- comentó Louis- así fue como
se quemó, con el aceite caliente.
Marie se miró el brazo, no había reparado en la gran
mancha que cubría parte de su antebrazo; una quemadura. Había visto como su
madre se hacía ese tipo de heridas mientras cocinaba, pero ella nunca había
tenido ninguna así. Eso explicaba el dolor que tenía en su brazo. Hizo una
mueca y le arrancó los pantalones a Harry de un tirón, se los puso de un salto
y ocupó un sitio en el sofá al lado de Valeria.
-Yo solo me acuerdo de las cosas hasta las 12; a
partir de ahí nada.- Zayn la miró como
si fuera de otro planeta- ¿qué pasa, acaso tú te acuerdas de más?
El único que se acordaba de todo era Liam, poco después
de la una de la mañana la mayoría de ellos estaban dormidos y solo quedaban en
pie Paula, Niall y él. Y luego se durmió. Zayn se dirigió a la ventana para
fumar un cigarrillo.
-Me suena que os vais a tener que quedar un ratito
más- comentó mientras observaba casi escondido detrás de la cortina.
-Claro, claro- dijo Harry- los paparazzi debieron
descubrir que ayer no salimos y ahora quieren acosarnos.
-¿Cómo que acosaros?- preguntó Paula histéricamente.
A ella no le molaba nada tener que quedarse
encerrada en casa de One Direction intentando evitar que un grupo de
desesperados fotógrafos y periodistas consiguieran una exclusiva. Pero tampoco
le apetecía que hablaran de ellas como las chicas misteriosas que salían de
casa de los chicos después de un sábado de desenfreno para tomarse un domingo
de ibuprofeno. Así que optaron por quedarse, al fin y al cabo no les quedaba
mucho más remedio.
-Oye ¿no tendréis algo para la quemadura?- preguntó
Marie inocentemente.- Duele.
-Siento haberte obligado a freír un huevo borracha-
se excusó Louis inocentemente.- No sabía que eras tan mala en la cocina.
Y luego estalló en carcajadas, la chica puso los
ojos en blanco y acompañó a Liam a la cocina para que le curase el brazo.
-¿Y por qué está toda esa gente ahí fuera?-
interrogó Marta.
-Verás, normalmente los sábados nosotros armamos el
desmadre padre por las discotecas de Londres- comenzó Niall- pero ayer
estuvimos en casa y esos quieren llevar a su revista la mejor exclusiva. Porque
la mejor exclusiva significa mayores ventas. La dura vida del famoso.
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