domingo, 13 de enero de 2013

Hola Londres, encantadas de conocerte


Aún no terminaban de creerse que de verdad se iban a ir a Londres, la tía de Marie les había dicho que si seguía en pie su idea de irse a estudiar a la capital británica. A ellas se les había iluminado el rostro le habían contestado un sonoro “Sí” al unísono y entonces ella les había hablado de su mansión. Marie la conocía bastante bien, había pasado un verano allí. Ahora estaban en el avión mirando como dejaban atrás España para irse a Londres, a cumplir su sueño, a sus 19 años Valeria, Marta, Paula, Marie y Carla estaban totalmente ilusionadas con la idea. Una azafata pasó a preguntarles si necesitaban algo y ellas amablemente la rechazaron. Paula dirigió una rápida mirada a Valeria que estaba concentrada en su música, Marie se quitó las gafas al mismo tiempo, había estado leyendo un libro y probablemente estaría mareada, y Carla y Marta conversaban alegremente y era probable que su tema de conversación fuera sus planes veraniegos. Por lo que logró captar Paula, Carla pensaba conseguir trabajo en una revista de moda y Marta decía algo de ser cantante. Marie rió, estaba claro que también había estado oyendo la conversación, y así era Marie, no se cortaba un pelo. Valeria también era así, atrevida y sin pelos en la lengua. Al contrario que Paula, que siempre había sido bastante tímida; no tímida del todo si no algo más callada. Marta y Carla eran soñadoras y todas sabían que Marta no cantaba nada bien. Y esa era la razón de la risa de Marie. Quién dirigió una rápida mirada a Paula, y ambas sonrieron. Valeria se quitó un casco dando a entender que quería entrar en la conversación.
-Marta dice que quiere encontrar trabajo de cantante- susurró Marie para que solo Valeria y Paula pudieran enterarse. Valeria ahogó una risa, y se extrañó de que Carla no se hubiera reído también; digamos que era una persona que se reía por todo. Últimamente se había convertido en una especie de mejor amiga de Marta, o más bien esta última la seguía a todas partes. Pero si alguien tenía risa fácil, esa era Marie y había veces que hasta parecía tonta, si empezaba a reírse había que cortar por lo sano o podía tirarse riéndose en el suelo a la larga de 6 o 7 minutos y también tenía muchas cosquillas. De Valeria sin embargo decían que era divertida y amable. De Paula se decía que era sensata, pensaba y luego actuaba. Marta era indecisa y Carla era muy Carla, a veces se encerraba en sí misma.
Físicamente eran más o menos iguales. Los genes mediterráneos las hacían de ojos oscuros y pelo castaño, menos Carla que lo tenía algo tirando a rubio y cuyos ojos eran azules. Los ojos de Marie tampoco eran marrones; tenían un tono color miel y era bajita y delgada, las malas lenguas decían que estaba anoréxica pero a ella le daba igual lo que dijeran. Marta tenía la piel bronceada y el pelo castaño, y sus ojos eran marrones y grandes, era alta, la que más de todas y también era delgada. Valeria tenía una estatura media y ojos castaños, su melena era larga y ondulada. Paula al igual que casi todas tenía un tono de pelo oscuro y unos ojos parecidos y pequeños.
Ya casi estaban llegando al aeropuerto, la azafata les mandó abrocharse los cinturones y ellas obedecieron. Una vez hubieron encontrado sus maletas y salido del aeropuerto, sacaron un mapa, tomaron un taxi y se dirigieron a la mansión.
Por fuera parecía un edificio enorme, según lo que había dicho la tía de Marie era del siglo XIX, tenía toques de estilo Victoriano y la fachada era totalmente blanca. Había una habitación con balcón, que debía ser el vestidor del que tanto alardeaban. Otra de las habitaciones daba al edificio de enfrente y según explicó Marie esa era la suya. Una vez hubieron descargado sus maletas se pararon a hacer una foto con la cámara de Paula, se las veía felices. Y luego abrieron la puerta.
- Increíble- dijo Valeria.
Tenían ante ellas un gigantesco recibidor,  y enfrente unas escaleras de caracol de daban a un segundo piso donde se encontraban las habitaciones. En el centro un vestidor que era tan grande como el salón y donde había sitio de sobra para toda su ropa y la de otras tres más. Y luego cada una se fue a su habitación. La impresión que le causó a Carla su cuarto fue superior a ella. Una cama de matrimonio con sábanas rosas adornaba el centro de la estancia a ambas lados había unas mesitas de noche y también había una mesa y una estantería. El cuarto más luminoso era el de Marie, tenía dos ventanas ya que la otra daba al edificio de al lado, otra mansión que no sabían a quién pertenecía. Estaban todas reunidas en el salón tumbadas en el gigantesco sofá cuando tocaron el timbre. Confundidas fueron todas en tropel, pensando que quizás serían sus nuevos vecinos, que en un intento de ser amables les habían traído un pastel de bienvenida. Marta desechó tal idea, esas cosas solo pasaban en la televisión y esta era la vida real. Tras aquella puerta esperaba la mayor de sus sorpresas.
Volvieron a picar y Marie gritó apresuradamente, el recibidor quedaba bastante lejos del salón así que tuvo que ir corriendo. Y entonces en el primer escalón descubrieron a cinco chicos que miraban la puerta. Valeria gritó, y Paula se quedó de piedra. Marta se pellizcó, ¿de verdad estaban ante ella? Carla tragaba saliva y pestañeaba, solo Marie reaccionó.
-Hola- masculló el más alto y que parecía el más mayor- Supongo que sois nuestras nuevas vecinas ¿no?
-Sí bueno- articuló Marie conteniendo su asombro.-Mi nombre es Marie, y ellas son Paula, Valeria, Marta y Carla- continuó al tiempo que señalaba a cada una de ellas.
-Yo soy Harry Styles- contestó un chico de pelo rizado y ojos verdes- y ellos son…
-Louis Tomlinson, Liam Payne, Zayn Malik y Niall Horan- gritó Marta. Paula se tapó la cara, tenían delante a sus ídolos, a One Direction que resultaban ser sus vecinos y Marta sacaba su vena directioner.
-Disculpadla- continuó Valeria.- Es que es una gran fan vuestra. ¿Queréis pasar?- preguntó en un tono amable.
Se dirigieron al salón y prácticamente Carla arrastró a Marta, pero sus mente estaba en otra parte, esa parte se llamaba Zayn Malik, era su ídolo, era su chico perfecto y sobre todo mucho más guapo en persona. Niall se excusaba diciendo que no le había dado tiempo a hacernos una tarta porque Liam les había obligado a venir a presentarnos.
-En realidad pensamos que érais la mujer que vivía antes en esta casa- explicó Louis.- Era muy amable y ni siquiera sabía que éramos famosos, ¿sois de fuera verdad?
-El acento- comentó Carla- la mujer era la tía de Marie, nos mudamos desde España para “estudiar”.
Los chicos rieron, la verdad es que Marie debía admitir que eran mucho mejores de lo que había soñado. A fin de cuentas a sus 19 años era directioner. Mucha gente las criticaba, decían que eran bastante mayorcitas para esas chorradas, y que mejor se centraban en su futuro, pero ellas eran unas supervivientes. Pasaron el resto de la tarde contándose anécdotas divertidas y las chicas escucharon de primera mano sus experiencias. Cuando por fin cayó la noche Marie exclamó:
-Bueno chicos, lo sentimos mucho pero nosotras tenemos que ir a buscar un restaurante donde cenar.
Niall se adelantó a cualquier otra reclamación que ella estuviera dispuesta a hacer y comentó:
-Pues da la casualidad de que soy un estupendo chef ¿queréis venir a cenar?
Marta aún no se lo creía, pero ¡cómo no iban a aceptar! Niall Horan les estaba ofreciendo ir a comer a su casa…


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