Aún
no terminaban de creerse que de verdad se iban a ir a Londres, la tía de Marie
les había dicho que si seguía en pie su idea de irse a estudiar a la capital
británica. A ellas se les había iluminado el rostro le habían contestado un
sonoro “Sí” al unísono y entonces ella les había hablado de su mansión. Marie
la conocía bastante bien, había pasado un verano allí. Ahora estaban en el
avión mirando como dejaban atrás España para irse a Londres, a cumplir su
sueño, a sus 19 años Valeria, Marta, Paula, Marie y Carla estaban totalmente
ilusionadas con la idea. Una azafata pasó a preguntarles si necesitaban algo y
ellas amablemente la rechazaron. Paula dirigió una rápida mirada a Valeria que
estaba concentrada en su música, Marie se quitó las gafas al mismo tiempo,
había estado leyendo un libro y probablemente estaría mareada, y Carla y Marta
conversaban alegremente y era probable que su tema de conversación fuera sus
planes veraniegos. Por lo que logró captar Paula, Carla pensaba conseguir
trabajo en una revista de moda y Marta decía algo de ser cantante. Marie rió,
estaba claro que también había estado oyendo la conversación, y así era Marie,
no se cortaba un pelo. Valeria también era así, atrevida y sin pelos en la
lengua. Al contrario que Paula, que siempre había sido bastante tímida; no
tímida del todo si no algo más callada. Marta y Carla eran soñadoras y todas
sabían que Marta no cantaba nada bien. Y esa era la razón de la risa de Marie.
Quién dirigió una rápida mirada a Paula, y ambas sonrieron. Valeria se quitó un
casco dando a entender que quería entrar en la conversación.
-Marta
dice que quiere encontrar trabajo de cantante- susurró Marie para que solo
Valeria y Paula pudieran enterarse. Valeria ahogó una risa, y se extrañó de que
Carla no se hubiera reído también; digamos que era una persona que se reía por
todo. Últimamente se había convertido en una especie de mejor amiga de Marta, o
más bien esta última la seguía a todas partes. Pero si alguien tenía risa
fácil, esa era Marie y había veces que hasta parecía tonta, si empezaba a
reírse había que cortar por lo sano o podía tirarse riéndose en el suelo a la
larga de 6 o 7 minutos y también tenía muchas cosquillas. De Valeria sin
embargo decían que era divertida y amable. De Paula se decía que era sensata,
pensaba y luego actuaba. Marta era indecisa y Carla era muy Carla, a veces se
encerraba en sí misma.
Físicamente
eran más o menos iguales. Los genes mediterráneos las hacían de ojos oscuros y
pelo castaño, menos Carla que lo tenía algo tirando a rubio y cuyos ojos eran
azules. Los ojos de Marie tampoco eran marrones; tenían un tono color miel y
era bajita y delgada, las malas lenguas decían que estaba anoréxica pero a ella
le daba igual lo que dijeran. Marta tenía la piel bronceada y el pelo castaño,
y sus ojos eran marrones y grandes, era alta, la que más de todas y también era
delgada. Valeria tenía una estatura media y ojos castaños, su melena era larga
y ondulada. Paula al igual que casi todas tenía un tono de pelo oscuro y unos
ojos parecidos y pequeños.
Ya
casi estaban llegando al aeropuerto, la azafata les mandó abrocharse los
cinturones y ellas obedecieron. Una vez hubieron encontrado sus maletas y
salido del aeropuerto, sacaron un mapa, tomaron un taxi y se dirigieron a la
mansión.
Por
fuera parecía un edificio enorme, según lo que había dicho la tía de Marie era
del siglo XIX, tenía toques de estilo Victoriano y la fachada era totalmente blanca.
Había una habitación con balcón, que debía ser el vestidor del que tanto
alardeaban. Otra de las habitaciones daba al edificio de enfrente y según
explicó Marie esa era la suya. Una vez hubieron descargado sus maletas se
pararon a hacer una foto con la cámara de Paula, se las veía felices. Y luego
abrieron la puerta.
- Increíble-
dijo Valeria.
Tenían
ante ellas un gigantesco recibidor, y
enfrente unas escaleras de caracol de daban a un segundo piso donde se
encontraban las habitaciones. En el centro un vestidor que era tan grande como
el salón y donde había sitio de sobra para toda su ropa y la de otras tres más.
Y luego cada una se fue a su habitación. La impresión que le causó a Carla su
cuarto fue superior a ella. Una cama de matrimonio con sábanas rosas adornaba
el centro de la estancia a ambas lados había unas mesitas de noche y también había
una mesa y una estantería. El cuarto más luminoso era el de Marie, tenía dos
ventanas ya que la otra daba al edificio de al lado, otra mansión que no sabían
a quién pertenecía. Estaban todas reunidas en el salón tumbadas en el
gigantesco sofá cuando tocaron el timbre. Confundidas fueron todas en tropel,
pensando que quizás serían sus nuevos vecinos, que en un intento de ser amables
les habían traído un pastel de bienvenida. Marta desechó tal idea, esas cosas
solo pasaban en la televisión y esta era la vida real. Tras aquella puerta
esperaba la mayor de sus sorpresas.
Volvieron
a picar y Marie gritó apresuradamente, el recibidor quedaba bastante lejos del
salón así que tuvo que ir corriendo. Y entonces en el primer escalón
descubrieron a cinco chicos que miraban la puerta. Valeria gritó, y Paula se
quedó de piedra. Marta se pellizcó, ¿de verdad estaban ante ella? Carla tragaba
saliva y pestañeaba, solo Marie reaccionó.
-Hola-
masculló el más alto y que parecía el más mayor- Supongo que sois nuestras
nuevas vecinas ¿no?
-Sí
bueno- articuló Marie conteniendo su asombro.-Mi nombre es Marie, y ellas son
Paula, Valeria, Marta y Carla- continuó al tiempo que señalaba a cada una de
ellas.
-Yo
soy Harry Styles- contestó un chico de pelo rizado y ojos verdes- y ellos son…
-Louis
Tomlinson, Liam Payne, Zayn Malik y Niall Horan- gritó Marta. Paula se tapó la
cara, tenían delante a sus ídolos, a One Direction que resultaban ser sus
vecinos y Marta sacaba su vena directioner.
-Disculpadla-
continuó Valeria.- Es que es una gran fan vuestra. ¿Queréis pasar?- preguntó en
un tono amable.
Se
dirigieron al salón y prácticamente Carla arrastró a Marta, pero sus mente
estaba en otra parte, esa parte se llamaba Zayn Malik, era su ídolo, era su
chico perfecto y sobre todo mucho más guapo en persona. Niall se excusaba
diciendo que no le había dado tiempo a hacernos una tarta porque Liam les había
obligado a venir a presentarnos.
-En
realidad pensamos que érais la mujer que vivía antes en esta casa- explicó
Louis.- Era muy amable y ni siquiera sabía que éramos famosos, ¿sois de fuera
verdad?
-El
acento- comentó Carla- la mujer era la tía de Marie, nos mudamos desde España
para “estudiar”.
Los
chicos rieron, la verdad es que Marie debía admitir que eran mucho mejores de
lo que había soñado. A fin de cuentas a sus 19 años era directioner. Mucha
gente las criticaba, decían que eran bastante mayorcitas para esas chorradas, y
que mejor se centraban en su futuro, pero ellas eran unas supervivientes.
Pasaron el resto de la tarde contándose anécdotas divertidas y las chicas
escucharon de primera mano sus experiencias. Cuando por fin cayó la noche Marie
exclamó:
-Bueno
chicos, lo sentimos mucho pero nosotras tenemos que ir a buscar un restaurante
donde cenar.
Niall
se adelantó a cualquier otra reclamación que ella estuviera dispuesta a hacer y
comentó:
-Pues
da la casualidad de que soy un estupendo chef ¿queréis venir a cenar?
Marta
aún no se lo creía, pero ¡cómo no iban a aceptar! Niall Horan les estaba
ofreciendo ir a comer a su casa…
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