domingo, 31 de marzo de 2013

La soldado Carla dispuesta a hacer el gilipollas


-¿Marie?-preguntó Valeria abriendo la puerta de mi habitación y jodiéndome el sueño.- No ya veo que no.
“¿Qué cojones?” Dijo una vocecita en mi cabeza. Valeria abriendo más puertas preguntando por Marie. Puta manía. Que la chica ya era bastante mayorcita, vale que fuese la pequeña, pero por dios que iba a cumplir 19 no 3 años. Además, una de dos, o estaba en la casa o en la de los chicos. Porque nunca va a comprar el pan sin dejar una nota. Además de que siempre va a comprar el pan acompañada porque es demasiado vaga para ir sola y traer las bolsas de los sucesivos artículos demás que compre “Por si…”
-¿Has mirado en la cocina?- Interrogó Paula, probablemente desde su cama y mentalmente pude ver como Valeria asentía.
-¿Y en el jardín? ¿Y la habitación de música? – continuó Marta.
Pues ella también estaba despierta, hala ya estaba. Valeria ya nos había jodido nuestra mañana en la cama. A tomar por el culo los planes de un fantástico verano sabático y sin mover un dedo. Ahora iba a tocar madrugar todos los días porque Valeria no sabía vivir sin saber dónde estaba Marie.
-¿Y has mirado en el salón?- pregunté saliendo al pasillo.           
-Sí, y además ¿por qué estaría en el salón?
-Bueno tiene insomnio, suele ir al salón cuando no puede dormir- contestó Paula encogiéndose de hombros y compartiendo una mirada conmigo.
Asentí y bajamos las escaleras. Recorrí el pasillo recordándome mentalmente que era idiota por no haber cogido unas zapatillas.
-Ostia sí. Miraste en el salón de puta madre.- ironizó Marta levantando una manta y dejando al descubierto a Marie abrazada a Harry tirados en el sofá-cama.
-Por favor que alguien le haga una foto- murmuré con cuidado de no despertarles.
Valeria estaba ligeramente sonrojada por el comentario de Marta y escandalizada por la visión que ofrecía el sofá. Madre mía ni que se hubieran acostado. Además todas sabíamos de sobra que no sería el primer novio de Marie.  Harry se revolvió inquieto y giró soltándose del abrazo de la pequeña. ¡Uy mal! La otra ya se había enterado. Abrió los ojos y articuló con la boca “Zorras” Paula se tapó la boca para contener la risa. No era la única porque tanto Marta como yo luchábamos fervientemente por no echarnos a rodar de la risa por el salón. Se movió dos centímetros de su sitio y Harry volvió a girar abrazándola de nuevo. Una hermosa prisión de amor. La chica apretó las manos formando pequeños puñitos dispuestos a partirle la cara al rizoso.  Marta tuvo que salir al pasillo para poder reírse sin despertar a Harry aunque mejor hubiera sido que le despertase y así liberásemos a Marie. Pero no. No nos daba la cabeza para tanto.  Encima no podíamos hablar porque al mínimo ruido estaba Valeria susurrando:
-Chstt , que despertáis a mi “Chesire Boy”
Y Marie se cagaba en la madre que nos parió mentalemente.
Los dejamos solitos y nos dirigimos a la cocina. Estábamos muy tranquilitas hasta que picaron en la puerta. Vaya. A tomar por el culo la tranquilidad. Definitivamente en aquella casa no podía vivir una tranquila. Acoso matinal.
-Hola Zayn- dijo Marta alzando bien la voz para que yo pudiera oírla.
“Genial, el Bradford Bad Boy en casa y yo en pijama”
-¿Está el Harold aquí?- preguntó entrando en la cocina y sentándose en el taburete justo a la derecha del mío.
-Sí, está en el salón abrazado a Marie, deja no vayas a despertarle que si no suelta a la otra. – dije removiendo mi café sin apartar la vista de la cucharilla.
-Que mala persona eres Carla hija.- Contestó Valeria.
-Vaya por Dios, nací así.- repliqué de mala gana mientras Zayn procedía a robarme la magdalena que estaba a punto de sumergir en el café- Mecagon tu…
Me dio un beso en la mejilla y dijo en alto:
-Sabes que me amas
Divertida con la escena Valeria se dio media vuelta y yo le dediqué una mueca al musulmán que ya estaba encendiendo un cigarrillo.
-Se supone que ibas a dejar de fumar malote de Bradford- comentó Marie entrando por la cocina seguido de Harry.
Harry quién por cierto no llevaba camiseta. ¿Cómo se arreglaban para que pareciera que se habían acostado y en realidad no haber hecho nada? En el fondo de mi ser me intrigaba esa cuestión. Cuando estaba a punto de sumergir otra magdalena Marie me la quitó furtivamente y Zayn se echó a reír.
-Me he perdido- continuó la pequeña dándole un mordisco a “MI” magdalena.
-Que el muy subnormal de Zayn me robó antes una magdalena.
Metí la mano en la bolsa de los pequeños dulces pero estaba vacia. No podía ser. ¡Quedaba una! Levanté la vista a tiempo de ver cómo Harry mordisqueaba el que se suponía que iba a ser mi desayuno.
-Así os pudráis todos en el infierno.- dije apurando mi café y levantándome del taburete.- Pues ahora me voy a ir a comprar donuts.
-¡Tráeme Nutella!- me gritó Marie desde la cocina mientras me estaba calzando. Y pude oír cómo Valeria preguntaba “¿Ya te la has terminado?”
Esbocé una sonrisa y cuando levanté la vista tenía a Zayn plantado a mi lado.
-¿Vamos?
-¿Piensas acosarme?- dije enarcando las cejas.
-No solo pienso acompañarte al supermercado, porque necesito tabaco.
-Pero si tú ibas a dejar de fumar- solté medio suspirando.
-“Ibas” es verbo pasado.
“Genial, antes de que consigas ligártelo va a terminar muerto por cáncer de pulmón” dijo una vocecita muy cabrona en mi mente. “Carla saca tus encantos” dijo mi lado salvaje. “Carla, te vas a comer el marco de la puerta” chilló mi cerebro, y así hubiera sido de no ser por Zayn.
-Ya sé que te cuesta mucho desviar la atención de mi hermoso cuerpo pero intenta no matarte ¿vale?
-¿“Te cuesta mucho desviar la atención de mi hermoso cuerpo”? Por favor… ya lo que me faltaba.
-¿Pero tú no ibas a comprar donuts?- dijo Marta interrumpiendo nuestro dulce momento- Ay perdón no me había dado cuenta de que estabais dándoos besitos.
Y luego la oímos gritar por la cocina.
-¡No vayáis a la entrada que están Carla y Zayn liándose!
-Pero será exagerada…- musité con las mejillas sonrojadas por la vergüenza.
-¿Y por qué no podría ser verdad?- preguntó él claramente molesto por mi actitud.
-Porque yo no pego para nada contigo.- dije estudiando mis zapatos.
-Eso no es verdad- contestó levantándome la barbilla y mirándome a los ojos.
Esbocé una sonrisa y abrió la puerta, dejándome pasar. Definitivamente tenía que hacerme con él.


viernes, 29 de marzo de 2013

Que bordes sois las españolas


-Tíos, ¿habéis visto mi móvil?
Todos negaron la cabeza. Genial. A que me lo había dejado en el salón de las chicas. Esto era el karma por haber estado toda la jodida tarde más centrado en Marie que en lo que hacía.
-¿Creéis que las chicas duermen?
-Vamos a ver Harold, como todo ser humano las chicas duermen. Es obvio.- Respondió Louis con los ojos cerrados, los brazos cruzados alrededor del pecho y con una expresión de haber dicho la mayor verdad del mundo.
Estaba demasiado a mano para soltarle una ostia.
-Gracias Tomlinson, me aterraba pensar que quizás fueran unos extraterrestres.
-¿Sabes Louis?- dijo Liam- Deberían darte un premio por subnormal.
-¡Oh gracias Payne! No eres el primero que lo dice.
Me levanté del sofá y fui a mi habitación, las luces de la habitación de Marie estaban apagadas, pero parecía que aún había alguien despierto. Me calcé rápidamente y me pasé una chaqueta por los hombros.
-Ahora vuelvo- dije saliendo por la puerta.
Miré el reloj mientras cruzaba los 7 metros que más o menos separaban nuestra mansión de la de las chicas. Las 11 y media. “Tampoco es tan tarde Harry” Me dije.
Me paré en el escalón más alto y espié por la ventana del salón. Luz. Así que había alguien despierto por lo menos. N piqué al timbre si no que di suaves toques en la puerta. Luego oí unos pies arrastrándose por el pasillo y llegando a la puerta, los cerrojos se descorrieron y la puerta se entreabrió dejando al descubierto la pequeña figura de Marie envuelta en una camiseta holgada y unos pantalones cortos (para variar) Esa chica iba a coger la muerte definitivamente. Estaba absorto en mis pensamientos cuando la pequeña su menuda mano por delante de mi cara.
-¿Qué coño te pica Harold? ¿Me has hecho abrir la puerta para ver cómo me contemplas o necesitas algo?- susurró con su característico y borde tono.
-Creo que me he dejado el móvil en vuestro salón.
Murmuró un leve “pasa” y se hizo a un lado, arrastrando la puerta con ella.
Hice el recorrido hasta el salón de memoria, se podría decir que ya me conocía cada palmo de la planta baja de la mansión de las chicas y eso era porque nos habíamos pasado prácticamente los últimos cuatro días distribuidos entre su mansión y la nuestra. Sí. Las estábamos acosando ligeramente, pero ellas no se quejaban porque al fin y al cabo eran directioners. Marie arrastraba su pequeño cuerpo detrás de mí. Pude deducir que era la única despierta por la falta de ruido y que solo había una cuchara metida en el bote de Nutella que descansaba en la mesa que estaba justo delante del sofá. Levanté los cojines del sillón en el que había estado toda la tarde sentado y ella perezosa se tiró en el butacón negro, posó sus tobillos en la mesa y recogió el bote de Nutella dispuesta a volver a asesinarlo lenta y dolorosamente. Tras inspeccionar los laterales procedí a meter la mano en el hueco que quedaba entre el cojín y el respaldo. Bingo. Saqué el pequeño aparato y lo giré entre mis dedos con cara de satisfacción.
-Tenía que caérsete, ya verás como así no ponías esa cara de retraído.- Bufó Marie.
-Joder que mal humor ¿Te ha venido la regla pequeña?-contraataqué.
-Oh no, solo un idiota a las 11 y media.
-Pero si ni siquiera estabas dormida- protesté efusivamente.- Es verdad ¿qué haces despierta cuando todas las demás están en los brazos de Morfeo?
-Tengo insomnio- contestó mirándome con sus ojos verdosos.
Oh mierda. Eso lo explicaba todo.
-¿Y no puedes dormir?- Pregunté.
-Harry ¿Tú sabes lo que es el insomnio? Pues es un trastorno del sueño.
-Vaya gracias Marie, me alegra que me tomes por retrasado.
-De nada hijo. Eso te pasa por preguntarme si no podía dormir con insomnio.
-¿Y por qué no te tomas una pastilla?
-Porque no me funciona, solo duermo si me abraza alguien.
Muy romántico. Una de dos o era una excusa para que la abrazase toda la noche o hablaba en serio. Y Marie nunca dependía de nadie según lo que había aprendido en estos cuatro días. Vale hablaba enserio.
-¿Te vas a quedar toda la santa noche ahí plantado?
-Oh no- dije sentándome- me voy a quedar aquí plantado.
-¿Qué coño se supone que haces?
-Voy a ayudarte a dormir.
-No- dijo ella negando con la cabeza y haciendo que su rebelde pelos e metiera por su cara- Lárgate de mi casa.
-Sí- contesté yo, ella sería tozuda, pero yo era protector- Joder Marie, tienes ojeras, necesitas dormir.
-Haz lo que te salga de los cojones, al final siempre lo haces…- dijo encogiéndose de hombros.
Dirigí mi mirada hacia ella, la observé en silencio mientras se estiraba para coger el bote de Nutella y la cuchara y procedía a volver a su asiento. Perezosamente estiró la mano y me ofreció ambos instrumentos.
-Fíjate si tienes una parte amable y todo.- la piqué.
-¡Fíjate si no tienes cerebro! Quién lo iba a decir- contraatacó.
-Dios que bordes sois las españolas.
-Si te vas a pasar la noche tocándome los ovarios te largas- susurró frunciendo el ceño mientras se giraba para mirarme de frente.
Me paré en sus ojos verdes que me miraban ligeramente enfadados, enarqué una ceja y le dediqué una sonrisa a la que contestó con una mueca. Le pasé un brazo por los hombros y agarré un mecho de su pelo. Lo odiaba. Odiaba que le tocasen el pelo y lo sabía de sobra.
-Verás Styles- murmuró dulcemente.- Se rifan ostias y te va a tocar la lotería te lo advierto.
-Qué bonito, voy a ganar.- contesté enredando el mechón en mi dedo.
-Que no me toques el pelo Harold- dijo con los ojos cerrados.
-No te enfades mujer, eres una picada.
-Gracias cariño.
Volvió a dirigir su atención a la tele y nos quedamos en silencio. No era un típico silencio incómodo en el cual estás buscando un tema para continuar la conversación. No, era un silencio de los que se necesitan para respirar ligeramente, ordenar las ideas y sonreír sobre todo. Se me pasó por la cabeza un comentario que había hecho Zayn “Marie tiene acento” y yo estaba dispuesto a demostrarle al de Bradford que se equivocaba.
-Marie- dije suavemente soltando su pelo- ¿eres española?
Giró su pequeña cabeza y entre las sombras distinguí claramente cómo se mordía el labio. No podía ser. Era española. Tenía que serlo.
-Mi pasado no importa Harry, lo que importa es el presente.
-A mí sí me interesa el pasado.
-¿Y por qué coño te interesa? ¿Piensas escribir mi biografía?- replicó jugueteando con su labio inferior.
-No, simplemente me interesa el pasado de las chicas que me importan. Y tú me importas Marie. Quizás hasta demasiado.

sábado, 23 de marzo de 2013

Negativo pequeña, así no vamos a ninguna parte.


Sonreí igual que una tonta cuando Louis se posó del coche y corrió a abrirme la puerta, Niall y Paula nos llevaban ventaja, pero yo solo tenía ojos para Tomlinson. Por fin, tras miles de lágrimas, sonrisas y días, allí estaba yo enfrente de mi mayor ídolo teniendo una cita. Esto era un claro “ZAS EN TODA LA BOCA”  de los de Marie a todos aquellos que durante años me habían dicho que jamás le conocería, que jamás le abrazaría, que jamás podría estar más cerca de él que a través de una pantalla. Y todo parecía un jodido sueño, pero era real, estaba a punto de cenar con Louis William Tomlinson. “Vamos a ver Valeria, si Lou reservó con Niall ¿por qué coño no estamos entrando juntos” Me dijo una pequeña vocecita y yo retransmití la pregunta al mayor de los chicos.
-Hemos cambiado la reserva.- Dijo giñándome el ojo.
-Es un restaurante de alta categoría, cambiar una reserva así lleva tiempo.
-Bitch please, yo soy Louis Tomlinson.- Respondió mirándome con superioridad por encima del hombro y provocando mi risa nuevamente.- ¿Y tú como sabes cuánto se tarda?
-La familia de Marie se mueve por la alta sociedad, por si quedaba de entredicho con la mansión que se gasta.
-Lo imaginaba... ¿Siempre es Marie verdad?
-¿A qué te refieres?
-Quiero decir que siempre es quién os arrastra a todo.
-Es muy impulsiva- Comenté suavemente mientras él me abría la puerta del restaurante.- ¿Y quién cambió la reserva?
-Durante el trayecto vio que Paula estaba como una fiera y como quería agradarla mensajeó al dueño, al fin y al cabo es cliente habitual.
-Lo imagino…- susurré. Y dirigí la vista al comedor.
Niall y Paula estaban sentados en una mesa circular con un centro de rosas amarillas y una velas y seguí recorriendo la estancia, más mesas, más velas y más rosas. Alrededor de unas cincuenta personas bien trajeadas y de la alta sociedad a deducir de sus trajes y vestidos llenaban el gran comedor de aquel restaurante de cuatro tenedores. Un maître de apariencia italiana nos llevó a una de las mesas donde supuestamente íbamos a cenar. Estábamos al lado de Pau y el irlandés y me senté de manera que pudiera ver el rostro de mi amiga tapado a medias por la espalda del rubio. Me encantaba el pelo de Niall pero no me atrevía a tocarlo por miedo a que fuese como Marie, ciertamente desde que la pequeña me había gritado que nada de acercarse a sus rizos ya no tocaba el pelo de la gente. Louis seguía estudiándome con la mirada y me pregunté qué pensaría exactamente en este momento, me pregunté si él estaría tan nervioso como yo lo estaba. Y l cierto era que derrochaba estrés, no paraba de martillear el suelo con mi zapato. Tacón, punta, tacón, punta al igual que Carla enseñando a Marta a caminar con tacones. “Lo importante es que tú controles el zapato, es como crear una melodía, tú llevas el ritmo” Yo llevaba el ritmo, el control de la situación, pero una pequeña parte de mi racional mente sabía de sobra que no era así. Que nada que tuviera al mayor de los integrantes de One Direction podía ser serio y racional, en cierto sentido era mi polo opuesto. Y la Tierra es un imán gigante, hace que los polos opuestos se atraigan, y por eso yo estaba allí embobada mirando a Louis Tomlinson como una cría de quince años espía al chico guapo de segundo de bachillerato.
-¿Valeria? ¿Valeeeeeeeeeriaaaaaa?- baló el de ojos azules agitando una mano por delante de mi cara.
Sacudí la cabeza y pude ver como Paula se tapaba la boca con la mano probablemente conteniendo la risa por la visión que ofrecía mi penosa escena con Louis, debió de ser tal la impresión que tanto Niall como dos mujeres con pinta de ejecutivas que cenaban dos mesas más allá giraron la cabeza para verme, al mismo tiempo que yo enterraba la cabeza entre la maraña que suponía mi pelo castaño y deseaba morirme. “Tierra trá-ga-me” dijo mi parte tímida “Pau zorrón asqueroso” contestó mi parte más capulla “Valeria subnormal” susurró la parte racional “Joder Luisín deja de poner esa sonrisa que te violo” contraatacó mi corazón.
-Perdona Lou, ¿qué decías?
-Te preguntaba que si sabías lo que querías cenar.
-Mmm… Lo cierto es que aún no he leído la carta.
-Puedo imaginarlo- musitó, era evidente que pensaba que yo le encontraba aburrido.
Volví a bajar la vista hacía la  carta del restaurante. “La has cagado bien cagada Valeria” Me vibró el móvil en el bolsillo. Marie.
‘¿Qué tal todo?’
‘De pena’
‘Valeria hija, saca tu vena de gatita’
‘Marie eres sumamente gilipollas ¿te lo había dicho alguna vez?’
‘Unas setenta, pero admite que me amas’
‘Sagerao’
Estiré el cuello por encima de la carta para ver qué hacía mi acompañante y descubrirle a él también hablando por teléfono.
-Vale, Louis, así no llegamos a ninguna parte.- Dije estirando la mano.
-Toma- respondió encogiéndose de hombros.- ¿Con quién hablabas?-Preguntó.
-¿Con quién hablabas tu?- Contraataqué volviendo a sonreír, definitivamente tendría que mirarme lo del bipolarismo.
-Yo con Zayn, me contaba que estaban en vuestra casa y Marie y Harry ya se vuelven a hablar, de hecho tengo entendido que están tonteando como subnormales.
-Pues yo hablaba con Marie, eso explica que estuviera de tan buen humor la muy puta… ¿Por qué le dijiste que salíamos? Se supone que era un secreto.
-Para empezar necesitábamos un chivato entre vosotras para que nos ayudase a no fallar. Fue así como “adivinamos” que os encantaba la comida italiana, que a Paula le encantan los claveles y que tanto a Marie como a ti os gusta Lana del Rey. Como además ya habíamos descubierto que ambos íabmos a salir la mejor opción parecía la pequeña.
“Para empezar Niall se sentía culpable porque por nuestra culpa no se hablaba con Harry y supuso que si nos ayudaba a que vosotras fuerais felices quizás mejoraría su estado de ánimo, así que le pedimos consejo”
-¿Y cómo coño os colasteis en nuestra casa?
-No nos colamos, ¿recuerdas que la habitación de Marie da a nuestra casa? Pues simplemente echamos a Harry de su cuarto.
-¿Y se supone que hicisteis todo eso para tener una cita con Paula y conmigo?
-Sí
Adorable se le quedaba corto, muy corto. Si existiese un termómetro de adorabilidad y pastelosidad y me lo pusieran ahora mismo estaría estallando. Porque le quería demasiado. Y me había pedido una cita. Y había armado un jaleo para conseguir hacerme feliz. Era perfecto. Torcí la cabeza al igual que siempre hacía cuando veía algo que me encantaba y me parecía adorable. Sonreí y se pasó una mano por el pelo mientras por el rabillo del ojo vi como se acercaba el maître a nuestra mesa. Por encima del hombro de Louis divisé como Paula y Niall conversaban animadamente. Encajaban a la perfección y se notaba a millas de distancia que mi amiga le adoraba, le adoraba por encima de todo.
El hombre italiano se acercó a tomar nota, estaba nervioso y acelerado. Apuntó rápidamente o que íbamos a cenar y se alejó haciendo gestos. Miré interrogante al mayor de los chicos y negó con la cabeza estaba tan sorprendido como yo.
No tengo ni idea de la razón por la que rió después, pero esa risa era la música más melódica de todo el planeta. Era como si alguien hubiera cogido la mejor voz del mundo y la hubiera puesto dentro del chico perfecto y luego su madre le hubiera llamado Louis Tomlinson.  Rebosaba felicidad y lo que en un principio parecía que iba a ser una mierda de noche por fin pintaba felizmente. Aunque seguía ligeramente preocupada porque había una vela en el centro de la mesa y no me gustaban para nada las velas. Nada. En cualquier momento se podía caer la cera y quemar el mantel, o quemarme a mí, o a mi Luisín. El camarero trajo unos deliciosos platos que ni siquiera recordaba que los hubiera pedido y comenzó a mover el centro de un lado para otro; derecha, izquierda, centro de nuevo y derecha una vez más. Me estaba poniendo hasta a mí nerviosa. Y luego comenzó a mover la vela. NO MAL. LAS VELAS NO SE MUEVEN. Y luego como era de esperar la vela se cayó. El mantel empezó a arder y yo grité apartándome de la mesa y levantándome de la silla al mismo tiempo. Paula saltó desde la mesa de al lado para venir a sujetarme. No fuego no. Incendios no. Le tenía un pánico enorme a los incendios y a los fuegos, las llamas, el humo, los bomberos. Todo me causaba un terror enorme. Oía voces, pero solo sentía los movimiento a mi alrededor. El brazo por los hombros de Paula dio paso a dos fuertes brazos cubiertos de tatuajes. Un monigote haciendo skate y otros me permitieron reconocer que quién me abrazaba era Louis. Me acunaba contra su pecho mientras me alejaba de la mesa. Yo seguía con el miedo en las venas, con el pánico en mi mente. Niall tenía sujeta a Paula por la mano. Jodida vela. Me había estropeado la noche. Tras apagar el fuego el maître había preguntado a Louis si aún quería cenar y él viendo mi estado negó con la cabeza. Pau y el irlandés también abandonaron el restaurante cuando nosotros.
Al llegar a casa yo aún estaba en shock, no era capaz de articular palabra ni de buscar las llaves, apenas podía moverme así que era comandada por Louis que atendía a las órdenes de Paula. Me dejaron en un sofá y Marie corrió a abrazarme tal y como nosotros hacíamos con ella cuando entraba en un estado parecido al que yo estaba, claro que lo suyo solía ser mucho peor y más habitualmente. Recuperé el total control de mi persona apenas media hora después de salir del restaurante, los chicos ya no estaban en casa y a mi lado ahora estaba Carla que se dedicaba a jugar con un mechón de su rubio pelo. Marie trajinaba por toda la casa tirando a la basura todas las velas que pudiera haber por la mansión. Marta estaba cocinando algo por el olor que provenía de la cocina y por la risa conocida debía de estar acompañada por Paula. Lo que me dejaba a solas con la mayor que estaba concentrada en los dibujos animados que seguramente habrían sido obra de la dictadura televisiva que solía imponer Marie.

lunes, 11 de febrero de 2013

Si rayo lo patético lo digo.


Nada podía hacérseles a Marie y Harry, estaban tan enfadados uno con el otro que la chica había subido corriendo a su habitación y había cerrado tan fuertemente las cortinas de la ventana que daba a la mansión de los chicos, tan fuerte que casi las tiras. No es que me preocupara mucho lo que iba a decir el rizoso, si no lo que ella iba a hacer. Durante toda la mañana siguiente intenté entrar varias veces en su habitación para hacerla entrar en razón para que se disculpase (aunque yo bien sabía que mi amiga no tenía ni pizca de culpa) pero alguien tenía que dar el primer paso y ninguno de los dos cedía el brazo. Al mismo tiempo intentaba mantener en secreto mi salida de esta noche con Niall e intentaba prepararme para ella. Cuando era pequeña solían decirme que siguiera mis sueños y ahora que casi los tenía al alcance de unas horas realmente no sabía si quería conseguirlos. Me entraba un pánico terrible solo de pensar que iba a ir a cenar con el irlandés más deseado de toda la Historia. A lo mejor no el más deseado pero sí el más tierno.
Marta sospechaba algo, y me preocupaba totalmente que pudiera decírselo a Carla. Porque ella podría arruinar por completo la intimidad de la salida. Valeria no tenía ni la más remota idea, o eso quería yo pensar. Y Marie estaba tan centrada en sus propios problemas que no se percataba de lo que le pasaba al resto del mundo. Salió de su cuarto en un par de ocasiones y solo lo hizo para comer algo. Deambulaba por la casa como un zombi y Carla se limitaba a mirarla y decir:
-Esta chica parece tonta.
Algo que enfadaba a Valeria, tanto que terminó por salir del salón y encerrarse en su cuarto también, y como yo no quería disfrutar de la infernal compañía de las hermanas sarcasmo me largué a solucionar mis propios problemas, ¿Qué coño iba a ponerme? Mi vestidor estaba lleno de preciosas prendas, vestidos despampanantes, camisetas divinas, blusas perfectas (`palabras textuales de Marta) Y sin embargo yo no tenía ni idea de que llevar. Ni siquiera sabía dónde íbamos a ir, lo que me daría una imagen más clara de mi vestimenta. Pero ni eso. Me senté en la moqueta y me masajeé las sienes. ¿Por qué era tan difícil ser feliz? Volví a levantarme dispuesta a encontrar mi ropa. Agité frente a mí una blusa azul marino y otra rosa. Suspirando descarté la última, y recogí unos pitillos rojos del suelo. Como toque final elegí unas sandalias del mismo tono que la blusa. Salí sigilosamente del vestidor, cerrando la puerta sin hacer ruido. Corretee a mi habitación y cerré dando un portazo, queriendo hacer creer a Carla que Marie volvía a estar de mala ostia. Daba pena echarle toda la mierda encima a la pequeña, pero era lo más creíble.


Cuando a las ocho sonó el timbre casi me da algo, Niall era tan sumamente puntual que hasta daba miedo, bajé corriendo las escaleras y me lancé a abrir la puerta tan rápido que embestí a Marta para que no alcanzara la entrada. Al abrir la puerta me encontré con el rubio plantado en la puerta, con un traje y unas flores.
-¿Claveles?- dije mirándolo de arriba abajo.
Se encogió de hombros ligeramente y me disculpé diciendo que tenía que coger el abrigo. Subí a arriba para coger una chaqueta, y antes pasé por la habitación de Marie, sabía que ella tendría algo que ver. Era imposible que si se montaba algo la pequeña no estuviera en el ajo.
-Marie- dije entrando.- Me hace mucha gracia que te hayas enterado de mi cita con Niall, pero ni pizca que le contases que mis flores favoritas son los claveles.
-Por favor Pau, te encantan los claveles y Niall, no es una combinación explosiva.- respondió con voz angelical.
-Oh si, también es una combinación explosiva Fleet Street, Harry y Marie- contraataqué.
Aquello fue un golpe bajo con todas las de la ley. Su boca se encerró en una firme línea que denotaba todo su enfado. Me dedicó una sarcástica sonrisa y me largué de su habitación dispuesta a pasar una buena noche. Bajé las escaleras corriendo de nuevo y volví a la puerta, dónde el irlandés seguía esperando fielmente. Cerré y le dediqué una sonrisa.
-¿Bueno y dónde vamos?- dije sonriente.
-Todo a su tiempo pequeña, primero vamos a esperar, la cita de Louis tampoco puede tardar mucho.
¿La cita de Louis? ¿De qué iba esto? ¿Una cita doble? ¿Con quién coño salía Tommo?  Me giré hacía la casa de la tía de Marie a tiempo de ver como Valeria salía de ella, totalmente arreglada y Louis la alcanzaba más o menos dónde estábamos nosotros. Mi cara era épica.
-No puede ser- balbuceé - ¿Qué coño pintas tú aquí?
-Podría decírsete lo mismo.- me replicó Valeria.
Miramos a los chicos al mismo tiempo, esperando una respuesta.
-Pues verás, yo había reservado mesa para dos, pero Lou también había quedado y decidimos reservar juntos.- Respondió sonrojándose Niall.
Arqueé una ceja, volviendo a mirar al mayor de los chicos, y suspiré. Qué se le iba a hacer.
-¿Y tú porque no me dijiste que salías hoy?- Siseó Valeria.
-Porque en teoría ninguna de vosotras ni de ellos tenía que saber que Niall y yo habíamos quedado, ¿por qué no me lo dijiste tú ya que estamos?- Contesté secamente.
-Bueno ya paso chicas.- Dijo Louis mirando por el retrovisor.- Dejemos las cuestiones de intimidad aparte.
Me enfurruñé y aparté la mirada de mi amiga para dirigir la vista a la carretera, no tenía ni idea de a dónde íbamos, pero tampoco era que me preocupara mucho, ahora que sabía que no iba a estar sola con el irlandés  las cosas perdían parte de su encanto y de su gracia. Vale que me ilusionara que Valeria saliera con Louis, pero que saliera también con Niall y conmigo no me hacía ni la más remota gracia y estaba dispuesta a que los chicos lo notaran por encima de todo. Como si tenía que tirarme en medio del restaurante y montar una escenita. Si algo había aprendido después de tantos años de amistad con Marie era que actuar siempre funcionaba con los tíos.
Durante el trayecto en coche se produjo un incómodo silencio que Niall trató de llenar con la radio, pero eso solo hizo que yo me cabreara más. Suspirando el irlandés se bajó de un salto del coche nada más que Louis aparcó. Abrió mi puerta y se rio de mi expresión de enfado.
-Pues a mí no me hace ni puta gracia.- Le dije con una mueca.
-Pues a mí sí Paula, sino no me reiría- respondió él con una sonrisa.
-Eres idiota chaval.
-Pues anda que tú…
-¿Qué yo qué?- pregunté intrigada mientras el negaba con la cabeza.- No pues ahora me lo dices.
Entró al restaurante riendo, y no pude evitar esbozar una sonrisa, a pesar de todo no podía enfadarme con él, y a lo mejor la velada no era tan mala como yo esperaba.

domingo, 3 de febrero de 2013

The A Team


La cara de la pequeña se iluminó y nos apartó a todos de un manotazo, era evidente que estaba deseando largarse de aquella habitación, estaba recorriendo con la vista las paredes de la estancia cuando que gritaban.
-¡HABÉIS VISTO!- chillaba presa del pánico Valeria.- ¡SE VA A LARGAR POR MEDIO DE LONDRES CON FIEBRE!
-Relájate Valeria.- dije, mientras Marie posaba los ojos en mí suplicando que no me echase atrás en la idea.
-Louis- empezó Liam.- Quizás sea mejor esperar a que le baje la temperatura.
Negué con la cabeza, no podía soportar la idea de Harry solo por Londres, sin saber dónde estaba. Era mayor y podía hacer lo que quisiera, pero en mi mente aún se formaban las imágenes del chico de dieciséis años que había conocido.
-Por favor Valeria.- decía Marie dulcemente.- No me va a pasar nada, Louis no va a permitir que me quite la chaqueta, ni el pañuelo, y está claro que no podré quitarme el par de medias de debajo de los vaqueros.- Continuó señalándome.
La pequeña salió de la habitación correteando para ir a buscar unos zapatos y todos seguimos su ejemplo, bajamos a la cocina, que era casi tan grande como la nuestra. Quedaba de entredicho que la tía de Marie estaba forrada, pero ellas nunca hablaban de ese hecho, claro estaba que habían llegado el sábado, pero tampoco parecía que supieran de dónde provenía el dinero. Y lo más raro es que la pequeña tenía algo en su inglés que sonaba familiar, algo de acento quizás. Pero nunca habían mencionado que en realidad no fuera española de nacimiento. Todo lo contrario.
-Pues si tan preocupada vas a estar lárgate con ellos- soltó Marta como una granada sin control. Estaba claro que le hablaba a Valeria.
-Por favor Marta no podemos dejarla sola.- decía Paula ahora. Y empezaron una discusión en español, solo Niall parecía pillar alguna palabra, obviamente hablaban en su lengua materna para que no nos enterásemos de lo que decían. Aunque parecían algo enfadadas. Carla vociferaba palabras rápidamente y todos girábamos la cabeza del lado izquierdo donde estaban Paula y Valeria al derecho donde Carla y Marta defendían su opinión, al igual que un partido de tenis. Marie bajó las escaleras gritando para zanjar la discusión. Y se volvió a nosotros para volver a hablar en inglés:
-Vienen todas.- dijo encogiéndose de hombros, al ver la expresión de la cara de Zayn que dejaba al descubierto una inquietante curiosidad continuó- Discutían porque Valeria no quería dejarme sola y Paula tampoco, Marta y Carla pensaban que puedo hacer lo que quiero.
-De acuerdo- contestó Niall por mí. El irlandés tenía una motivación extra porque vinieran el resto de las chicas, se le notaba a la legua y esa motivación tenía nombre, apellidos y ojos marrones.- Pues vamos.
-Haber genio.- Soltó Zayn.- ¿Dónde está Harry?
Todos nos giramos a mirar al rubio, que se sonrojó y miró al suelo. Estaba claro que no tenía ni idea de dónde estaba Hazza. Volví los ojos a Marie, que ya sacaba su móvil y marcaba un móvil rápidamente. Liam hizo un gesto para que todos nos calláramos y yo me dejé caer al lado de Valeria en el sofá que parecía enfurruñada. La observé, mientras miraba a la pequeña que parloteaba con el rizoso.
-¿Dónde coño está Fleet Street?- chilló nada más colgar.
Comenzaron a correr imágenes por mi mente la última vez que Harry había ido a Fleet Street había terminado inmerso en una pelea con dos tipos llenos de tatuajes, y Zayn y yo habíamos tenido que salvarle el culo. Miré a Liam, era evidente que pensaba justo lo mismo que yo y que estaba visiblemente preocupado. Así que decidí encaminarme hacia la puerta seguido de nueve personas. Tuvimos que coger los dos coches porque  necesitábamos llegar lo más rápido a la calle.
-Vale.- Dije arrancando mientras miraba a Marie que estaba sentada en el asiento del copiloto.- ¿Dónde está exactamente?
La pequeña se encogió de hombros y vi por el retrovisor cómo Zayn se apresuraba a transmitir esa información a Liam que conducía el otro coche.
-La última vez- intervino el irlandés.- Estuvo en uno de los bares de la parte más norte de la calle.
-No creo que este allí.- Observó el musulmán.- Más bien supongo que este en uno de los bancos.
Yo seguía conduciendo y atendiendo a las posibles informaciones nuevas, conducía lo más rápido que me permitía la ley de conducción londinense. Apenas había aparcado el coche cuando Paula empezó a señalar y a darnos voces para decirnos que había visto una cabellera rizosa. Yo fruncí el ceño, estaba seguro de que había más de una cabellera rizosa en Londres y que era poco probable que fuera Harry. El móvil de la más pequeña vibró y contestó. La conversación al otro lado no era entendible pero la chica se limitó a contestar con “Hums” y “Ah” y luego exclamó:
-¡Para nada! Me he escapado de casa para venir a buscarte- dijó esbozando una tímida sonrisa.- ¿Dónde estás exactamente?
Señaló al fondo de la calle y echó a correr con el móvil aún en la oreja.
-Mierda- exclamó Liam echando a correr detrás de ella.
No me costó seguirle el ritmo pero al resto de chicas sí, Zayn se quedó más atrás con ellas mientras Marie recorría grácilmente la distancia que le separaba del lugar dónde estaba Harry. Niall estaba a mi lado y me dio un codazo.
-Lou, míralo allí- dijo, al mismo tiempo que agarraba a Marie.
-Hazza- gritó la chica ilusionada.
-Dijiste que te habías escapado- exclamó el rizoso indignado.- Me prometiste que no le dirías a Valeria dónde estaba.
-Y no lo hice- se defendió la pequeña.- Se lo iba a decir a Louis porque es el mayor pero en su lugar contestó Zayn. Le hice prometer que no diría nada pero me mintió.
Comenzaron una discusión en medio de la calle y todo el mundo se giraba a mirarlos, después de cinco minutos de voces se había formado un grupo de curiosos entre los que destacaba una pandilla de chicas que probablemente nos habría reconocido y querría saber que se cocía entre sus ídolos. Y no era que se me hubiera subido la fama a la cabeza pero una de ellas llevaba un colgante que decía algo así como “I love One Direction”.
-Ya es suficiente- dijo Valeria tratando de enfriar el ambiente.- Lo discutís luego en casa, van a terminar deteniéndonos por alteración del orden público y no me apetece nada acabar en Scotland Yard.
Agarré a Harry con el brazo y lo arrastré hacia los coches, le metí en el mío y Liam hizo lo propio con Marie, lo que menos queríamos era una discusión en medio del vehículo que pudiera provocar una distracción del conductor y que todos acabáramos en un accidente en medio de la ciudad.
Al llegar a casa, la más pequeña se escabulló rápidamente hacia su domicilio sin ni siquiera dirigirle una mirada a Harry o a cualquiera de nosotros, era evidente wue estaba enfadada y enfurruñada. Nadie dijo nada, si tenían que arreglar algo tendrían que ser ellos solos.

domingo, 27 de enero de 2013

Por si muero mañana yo ceno con Niall Horan


Paula evitó la mirada del chico y dio un paso a la derecha, pero él se interpuso y volvió a insistir preguntando. Paula camino hacia la izquierda esta vez y Niall volvió a bloquearle el paso.
-¿Me vas a dejar pasar?- inquirió la chica cabreada.
-No hasta que me respondas si mañana tenemos una cita o no- respondió el irlandés rápidamente.
Paula llevó la mirada a los ojos del chico y arqueó una ceja, suspiró y asintió. Niall se apartó y ella avanzó hasta los estantes de la pasta. Luego oyó que le gritaban:
-¡Te paso a buscar a las ocho!
A la chica se le escapó una sonrisa mientras negaba con la cabeza y elegía que paquete llevarse.
Marie estaba confusa, si Harry se había largado de casa tenía que tener una razón, pero por qué Liam pensaba que ella sabía dónde estaba. Allí había gato encerrado, estaba más que claro. Volvió a agarrar el teléfono y marcó el número del rizoso. Un timbre, dos, tres.
-¿Sí?- preguntó él.
-Explícame que está pasando- pidió ella impacientemente- Valeria acaba de decirme que Louis la llamó para que me preguntase si sabía dónde estabas porque te habías ido de casa hace una hora y no tenían noticias tuyas.
-Vale, empezaré por el principio- dijo Harry.
Marie escuchó atentamente el relato del pequeño de los chicos. No sabía muy bien qué hacer, no podía decirle a Valeria que en realidad sí que sabía dónde estaba, porque eso era traicionarle. Pero si no se lo decía e estaría mintiendo y ella nunca le mentía a sus amigas.
-¿Marie?- preguntó- ¿me prometes que no se lo vas a decir a Valeria?
-Sí- susurró ella. Al fin y al cabo Harry había dicho Valeria y no Louis…
El móvil del mayor de los chicos sonaba en la mesa del salón esperando que alguien lo atendiera. Zayn apagó su cigarrillo y lo alcanzó con la intención de llevárselo a Louis, pero miró la pantalla “Marie” descolgó y la chica comenzó a parlotear tan rápidamente que Zayn se preguntó de verás si era española, tenía un poco de acento parecido al de Harry pero al principio no le había dado importancia, sin embargo ahora le estaba haciendo pensar mientras escuchaba el relato de Marie.
-Mmm…-respondió él cuando ella hubo terminado de contarle la historia.- Soy Zayn, pero se lo diré a Louis.
-¡No!-chillaron al otro lado.- Zayn por favor, esperaba que Louis contestara pero si lo sabes tú solo mejor, Harry me hizo prometer que no se lo diría a Valeria y vosotros no sois Valeria, me valía cualquiera sinceramente.
Colgaron, y Zayn se quedó mirando el teléfono sin saber muy bien qué hacer.
Marta caminaba por las calles londinenses de vuelta a casa cargada de bolsas, al igual que Paula y Carla. Estaba agotada y no habían pasado más de las 12 del mediodía, pero hacer la compra en Londres cansaba más de lo que realmente le gustaba. Se giró para intervenir en la conversación que llevaban sus dos acompañantes y en la cual Carla acababa de afirmar que los mejores libros de vampiros eran los de Crepúsculo, sin embargo Paula atacaba con Crónicas vampíricas y a diferencia de ellas Marta odiaba los libros de vampiros.
A veces se sentía algo desplazada, había sido la última en formar parte del fandom directioner y a día de hoy apenas había oído hablar de Little Mix. Prefería quedarse en casa viendo la tele a leer un libro como haría Marie, o salir a hacer fotos como Paula, quizás ir al teatro como Carla o bailar como Valeria. Era por así decirlo la más diferente y a veces se sentía extrañamente mal.
Louis volvía a darle vueltas al asunto en su cabeza ¿dónde coño se había metido Harry? Se sentía obligado a encontrar al rizoso porque a pesar de todo él era el mayor y Harry el pequeño. En el corazón del de Doncaster había un sentimiento de culpa que difícilmente iba a poder aplacarse, porque no tenía nadie que le diese un hombro en el que apoyarse, era Louis Tomlinson, sí, pero en ocasiones se sentía muy solo. Volvió al salón y se encontró a Zayn con su teléfono en la mano.
-Haber como te digo esto- dijo el musulmán.- Acaban de llamarte, querían hablar contigo pero ella me ha dicho finalmente que se sentía mejor hablando conmigo.
-¿Ella?- le interrumpió.
-Sí, ella.- continuó Zayn como si Louis no hubiera dicho nada.- No puedo decirte quién es porque le hice la promesa de no decir nada, sin embargo voy a romper parte de ese trato diciéndote que Harry está bien. Porque sé que es tu prioridad en estos momentos y que te sientes mal.
Louis respiró aliviado, Hazza estaba bien, sin embargo ¿quién era ella? ¿Qué le estaba ocultando Zayn? Negó con la cabeza y cogió su móvil, para volver a encerrarse en su habitación y mandar un inocente mensaje que podría tener como consecuencia la Tercera Guerra Mundial. Lo escribió, y dudó entre darle al botón de enviar o no.  Entonces Zayn abrió la puerta para decirle:
-No Louis, no fue Valeria la que llamó.
Y borró rápidamente el mensaje, porque a fin de cuentas no quería preocuparla.
Niall correteaba felizmente por la zona de comida del supermercado. Paula iba a salir con él al día siguiente y eso provocaba en el irlandés la felicidad más absoluta desde que habían quedado terceros en The X Factor, por lo que estaba mucho más alegre que de costumbre. Porque dichosas españolas, era lunes, habían llegado de sábado y ya estaban revolucionando la casa. Cuando las vio de primera mano nunca pensó que pudieran llevar dentro personas tan complejas, dulces, divertidas, alegres y bordes en ocasiones.  
Volvió a casa y comprobó que Harry aún no estaba en casa, pero Louis le anunció alegremente que tenían noticias de él, no proporcionadas por el rizoso en primera persona si no de una fuente de confianza. De que el chico estaba totalmente a salvo y paseando por Londres a su aire.
-¿Por qué no vamos a buscarlo?- preguntó Liam.
-Pues porque está claro que no podríamos hacerle entrar en razón.- Bufó Louis.
-Pero yo sé de una persona que si podría.- Contestó Niall rápidamente...

-No, no, no y no.- Contestó Valeria enfadada.- Me niego a que saquéis a Marie de casa cuando aún no está curada.
-Es mayor de edad Valeria puede decidir por si sola y ni siquiera les has dejado preguntarle.- Salió en su defensa Carla.
-Porque, sabe de sobra que va a aceptar- comentó Marta desde el sofá.- Hablamos de Marie, ¿recordáis cuando se pasaba los recreos cantando las alabanzas de los hoyuelos de su querido Hazza?
Louis dio un paso adelante y Valeria se hizo a un lado para dejarle entrar, recorrieron la casa como si la conocieran como la palma de su mano y entraron en la habitación de la más pequeña con las cuatro chicas restantes a sus espaldas. Niall se sentó en la cama y le dijo a Marie:
-¿Vienes con nosotros a buscar a Harry?

domingo, 20 de enero de 2013

El señor Styles ahora es espía


Valeria seguía preguntándose por qué narices Harry no se había apartado de la ventana en todo el tiempo que ella llevaba en la habitación; parecía nervioso y agitado. Siguió esperando, era evidente que el termómetro inglés tardaba más que el español. Mari se había puesto enferma, como ella era más chula que nadie había ido en shorts y luego pasó lo que pasó, que pilló un catarro padre. La más pequeña volvió a estornudar, el aparato pitó porque la chica se había vuelto a mover. Valeria suspiró y decidió sin más que Marie tenía fiebre.
Harry paseaba por la habitación; ¿por qué estaba Valeria en el cuarto de Marie? ¿Estaría enferma? ¿Debía ir a preguntar? Se sentó en la cama y volvió a mirar, nada, allí seguían ambas chicas. Tomó una decisión, se puso la chaqueta y se apresuró a salir de la habitación. Bajó las escaleras e irrumpió en la cocina; Niall estaba comiendo (para variar) y Liam fregaba los cacharros. Louis estaba en el salón y Zayn fumaba un cigarrillo.
-¿Dónde vas con tanta prisa y tan temprano Harry?- preguntó el mayor de los chicos observándole.
-Por favor Louis- rió Niall- Paula me dijo esta mañana que Marie estaba enferma, es obvio que Hazza va a cuidarla.
El pequeño se sonrojó, cómo había descubierto el irlandés que iba a casa de las chicas.
-Pues si pretendes ir a casa de las vecinas procura no ir en zapatillas- observó Liam.- Ahora tiene complejo Marie, ella perdía los shorts y él los zapatos.
-Bueno ya valió de reírse de mi ¿no?- gritó enfadado el rizoso. Se puso unos playeros y luego salió dando un portazo.
-Os habéis pasado- dijo Zayn apurando su cigarrillo.- Yo solo digo eso.
Carla se estaba desesperando, de verás era difícil encontrar un supermercado en Londres, ya le había quedado claro que no iba a tener un Mercadona, ni un Alimerka, pero a lo mejor un Eroski…
-Nada en la calle de atrás- volvió a decirle a Paula, que no paraba de mirar su IPhone y de reír.- Vale ahora en serio ¿con quién hablas?
La mediana volvió a apartar el teléfono, estaba claro que ocultaba algo. La mayor suspiró y siguió mirando a los lados. ¿Dónde narices se había metido Marta?
-Eh, Carla, Marta dice que tiene un súper dos calles más adelante- chilló Paula.
Emprendieron el camino, por fin habían encontrado un lugar donde comprar, Valeria no sabía qué suerte tenía, esto no era mejor que quedarse en casa cuidando de Marie, a ella no la engañaban.
Niall esperaba pacientemente que Paula contestase al teléfono, técnicamente le había hecho chantaje para que le diera su móvil y una cita; a cambio la chica conseguiría saber que había pasado el sábado. El rubio oyó vibrar su móvil y volvió a sonreír: “¿Mañana?” Escribió, la chica contestó con una carita sonriente y una afirmación. Recogió la cocina y salió a dar una vuelta, o más bien a buscar a Harry.
Marie se sentía impotente, con Valeria observándola todo el rato no podía llamar al número de teléfono, aún guardaba el papelito en el bolsillo de su pijama. Su móvil estaba en la mesita, esperando a ser usado. Suspiró, odiaba estar enferma y encima tener a su amiga trajinando por su cuarto, tratando de colocar cosas que ya estaban colocadas.
-Valeria, lárgate- dijo ella- lo estás deseando venga fuera.
La echó casi a patadas y una vez la otra chica hubo cerrado la puerta Marie se volvió a meter en su cama, tenía mucho frío, cogió el número y llamó…
Marta caminaba por los pasillos de supermercado atónita, era increíble la de cosas que había en aquella tienda y parecía tan pequeña. Aún no controlaban bien cuantas libras había aproximadamente en un euro pero ella creía que las cosas eran más caras en Londres. Dejó atrás el pasillo de las bebidas y se adentró con Paula y Carla en la sección de la panadería.  Particularmente llevaban una ajetreada discusión sobre que pan llevarse, normalmente la que compraba el pan era la pequeña y ella estaba enferma. Paula anunció que iba a ir a por pasta y Carla y Marta siguieron mirando el expositor.
Louis miraba la tele con gesto despreocupado, sonreía, como siempre pero en su interior una voz le decía que tenía que ir a buscar a Harry; el pequeño se había ido sin decir a donde y de eso hacía más de una hora. Estaba preocupado, aunque solo un poco. Había llamado a Valeria y ella estaba segura de que Harry no estaba en su casa, pero mencionó que Marie llevaba una mañana muy tensa, y que la había echado de su habitación, como si ocultara algo que ella no podía saber. Se acomodó otra vez, y cambió de canal; un documental de animales, una serie de dibujos animados, las noticias, una película repetida, la emisión del partido de fútbol de la liga inglesa. Nada decente según su estilo. Apagó el aparato y sacó su teléfono. Vacío de llamadas, eso sí, tenía el Twitter petado de menciones pidiendo que le siguieran. Sin ánimo ninguno anunció que iba a hacer una Twitcam, a lo mejor eso cambiaba su humor. Más tweets revolucionarios.
Harry volvía del centro de Londres con una bolsa en la mano, más o menos las chica tenía que llevar esa talla por narices, no era demasiado fuerte, siguió caminando mientras pensaba seriamente en lo que le habían dicho los chicos. Era evidente que se habían dado cuenta de que quería a Marie, al menos estaba claro para ellos. Harry también lo tenía claro, pero no sabía qué pensaría ella. Desde un principio ellas habían dejado claro que eran fans del grupo, y por supuesto que le gustaría salir con ellos. El miedo que tenía el rizoso era que ellas simplemente salieran con ellos para aprovechar su fama, no creía que las españolas fueran capaces de eso pero con el tiempo había aprendido a no estar seguro de nada. Su móvil sonó, y miró la pantalla descuidadamente. Un número que no reconocía, ¿podría ser ella?
-Hola- saludó tímidamente Marie al otro lado de la línea- ¿con quién hablo?
-Pensé que no ibas a llamar nunca- rió él.
¿Harry? Marie no se lo podía creer, Harry Styles, el mismísimo Harry Styles había montado todo ese rollo para conseguir su número. Imposible, que va, estaba soñando, eran alucinaciones por la fiebre. Apenas habló con él diez minutos y su expresión había cambiado por completo. Una sonrisa cruzaba ahora su rostro. Valeria abrió la puerta de pronto.
-¿Estás mejor?- preguntó su amiga, ella asintió.- Verás, acaba de llamarme Louis, no sé como decírtelo, hace apenas una hora Harry se largó de casa y Liam pensaba que quizás tú supieras algo.
-No- mintió ella, a fin de cuentas no se veía capaz de contarle a Valeria lo de la nota.- Nada desde ayer.
Paula buscaba algún tipo de pasta diferente para probarla, iba distraída mirando las estanterías cuando se chocó con alguien.
-Perdona- dijo ella- iba pensando… ¿Niall?
-Hola- exclamó el irlandés- ¡Qué sorpresa verte por aquí!
Paula puso los ojos en blanco, él y su felicidad constante, esos eran los factores que la hacían pensar en el chico constantemente.
-Entonces, se supone que mañana tenemos una cita ¿no?- preguntó inocentemente él.