domingo, 3 de febrero de 2013

The A Team


La cara de la pequeña se iluminó y nos apartó a todos de un manotazo, era evidente que estaba deseando largarse de aquella habitación, estaba recorriendo con la vista las paredes de la estancia cuando que gritaban.
-¡HABÉIS VISTO!- chillaba presa del pánico Valeria.- ¡SE VA A LARGAR POR MEDIO DE LONDRES CON FIEBRE!
-Relájate Valeria.- dije, mientras Marie posaba los ojos en mí suplicando que no me echase atrás en la idea.
-Louis- empezó Liam.- Quizás sea mejor esperar a que le baje la temperatura.
Negué con la cabeza, no podía soportar la idea de Harry solo por Londres, sin saber dónde estaba. Era mayor y podía hacer lo que quisiera, pero en mi mente aún se formaban las imágenes del chico de dieciséis años que había conocido.
-Por favor Valeria.- decía Marie dulcemente.- No me va a pasar nada, Louis no va a permitir que me quite la chaqueta, ni el pañuelo, y está claro que no podré quitarme el par de medias de debajo de los vaqueros.- Continuó señalándome.
La pequeña salió de la habitación correteando para ir a buscar unos zapatos y todos seguimos su ejemplo, bajamos a la cocina, que era casi tan grande como la nuestra. Quedaba de entredicho que la tía de Marie estaba forrada, pero ellas nunca hablaban de ese hecho, claro estaba que habían llegado el sábado, pero tampoco parecía que supieran de dónde provenía el dinero. Y lo más raro es que la pequeña tenía algo en su inglés que sonaba familiar, algo de acento quizás. Pero nunca habían mencionado que en realidad no fuera española de nacimiento. Todo lo contrario.
-Pues si tan preocupada vas a estar lárgate con ellos- soltó Marta como una granada sin control. Estaba claro que le hablaba a Valeria.
-Por favor Marta no podemos dejarla sola.- decía Paula ahora. Y empezaron una discusión en español, solo Niall parecía pillar alguna palabra, obviamente hablaban en su lengua materna para que no nos enterásemos de lo que decían. Aunque parecían algo enfadadas. Carla vociferaba palabras rápidamente y todos girábamos la cabeza del lado izquierdo donde estaban Paula y Valeria al derecho donde Carla y Marta defendían su opinión, al igual que un partido de tenis. Marie bajó las escaleras gritando para zanjar la discusión. Y se volvió a nosotros para volver a hablar en inglés:
-Vienen todas.- dijo encogiéndose de hombros, al ver la expresión de la cara de Zayn que dejaba al descubierto una inquietante curiosidad continuó- Discutían porque Valeria no quería dejarme sola y Paula tampoco, Marta y Carla pensaban que puedo hacer lo que quiero.
-De acuerdo- contestó Niall por mí. El irlandés tenía una motivación extra porque vinieran el resto de las chicas, se le notaba a la legua y esa motivación tenía nombre, apellidos y ojos marrones.- Pues vamos.
-Haber genio.- Soltó Zayn.- ¿Dónde está Harry?
Todos nos giramos a mirar al rubio, que se sonrojó y miró al suelo. Estaba claro que no tenía ni idea de dónde estaba Hazza. Volví los ojos a Marie, que ya sacaba su móvil y marcaba un móvil rápidamente. Liam hizo un gesto para que todos nos calláramos y yo me dejé caer al lado de Valeria en el sofá que parecía enfurruñada. La observé, mientras miraba a la pequeña que parloteaba con el rizoso.
-¿Dónde coño está Fleet Street?- chilló nada más colgar.
Comenzaron a correr imágenes por mi mente la última vez que Harry había ido a Fleet Street había terminado inmerso en una pelea con dos tipos llenos de tatuajes, y Zayn y yo habíamos tenido que salvarle el culo. Miré a Liam, era evidente que pensaba justo lo mismo que yo y que estaba visiblemente preocupado. Así que decidí encaminarme hacia la puerta seguido de nueve personas. Tuvimos que coger los dos coches porque  necesitábamos llegar lo más rápido a la calle.
-Vale.- Dije arrancando mientras miraba a Marie que estaba sentada en el asiento del copiloto.- ¿Dónde está exactamente?
La pequeña se encogió de hombros y vi por el retrovisor cómo Zayn se apresuraba a transmitir esa información a Liam que conducía el otro coche.
-La última vez- intervino el irlandés.- Estuvo en uno de los bares de la parte más norte de la calle.
-No creo que este allí.- Observó el musulmán.- Más bien supongo que este en uno de los bancos.
Yo seguía conduciendo y atendiendo a las posibles informaciones nuevas, conducía lo más rápido que me permitía la ley de conducción londinense. Apenas había aparcado el coche cuando Paula empezó a señalar y a darnos voces para decirnos que había visto una cabellera rizosa. Yo fruncí el ceño, estaba seguro de que había más de una cabellera rizosa en Londres y que era poco probable que fuera Harry. El móvil de la más pequeña vibró y contestó. La conversación al otro lado no era entendible pero la chica se limitó a contestar con “Hums” y “Ah” y luego exclamó:
-¡Para nada! Me he escapado de casa para venir a buscarte- dijó esbozando una tímida sonrisa.- ¿Dónde estás exactamente?
Señaló al fondo de la calle y echó a correr con el móvil aún en la oreja.
-Mierda- exclamó Liam echando a correr detrás de ella.
No me costó seguirle el ritmo pero al resto de chicas sí, Zayn se quedó más atrás con ellas mientras Marie recorría grácilmente la distancia que le separaba del lugar dónde estaba Harry. Niall estaba a mi lado y me dio un codazo.
-Lou, míralo allí- dijo, al mismo tiempo que agarraba a Marie.
-Hazza- gritó la chica ilusionada.
-Dijiste que te habías escapado- exclamó el rizoso indignado.- Me prometiste que no le dirías a Valeria dónde estaba.
-Y no lo hice- se defendió la pequeña.- Se lo iba a decir a Louis porque es el mayor pero en su lugar contestó Zayn. Le hice prometer que no diría nada pero me mintió.
Comenzaron una discusión en medio de la calle y todo el mundo se giraba a mirarlos, después de cinco minutos de voces se había formado un grupo de curiosos entre los que destacaba una pandilla de chicas que probablemente nos habría reconocido y querría saber que se cocía entre sus ídolos. Y no era que se me hubiera subido la fama a la cabeza pero una de ellas llevaba un colgante que decía algo así como “I love One Direction”.
-Ya es suficiente- dijo Valeria tratando de enfriar el ambiente.- Lo discutís luego en casa, van a terminar deteniéndonos por alteración del orden público y no me apetece nada acabar en Scotland Yard.
Agarré a Harry con el brazo y lo arrastré hacia los coches, le metí en el mío y Liam hizo lo propio con Marie, lo que menos queríamos era una discusión en medio del vehículo que pudiera provocar una distracción del conductor y que todos acabáramos en un accidente en medio de la ciudad.
Al llegar a casa, la más pequeña se escabulló rápidamente hacia su domicilio sin ni siquiera dirigirle una mirada a Harry o a cualquiera de nosotros, era evidente wue estaba enfadada y enfurruñada. Nadie dijo nada, si tenían que arreglar algo tendrían que ser ellos solos.

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